El ser humano es un ser social,
gregario, hecho para la vida en grupo: de la familia a su tribu, y de su tribu
a su nación. Juntos, forman un pueblo
diferencial con su lengua, semejanzas y afinidades. De este modo crea una conciencia de grupo, de cuerpo social y de identidad colectiva, participando
de un inconsciente común estable en el tiempo y sobre un territorio compartido.
Así
poco a poco un pueblo es raza, identidad fraguada por la lengua y costumbres,
experiencias compartidas con el pasado y con el presente. En sus orígenes un
pueblo es algo concreto y físico, palpable y tangible, pero con el tiempo va
adquiriendo unos valores más elaborados, abstractos y complejos. El pueblo al
reproducir sus tradiciones y leyendas, reconstruye su identidad y así renueva y
revitaliza su presencia e inmanencia recreada.
Entonces
un pueblo ya es algo más que un grupo de homínidos organizado por un SISTEMA SOCIAL. Este sistema social se organizaba
sobre la base del CONSEJO,
constituido por todos sus miembros reconocidos como capaces y válidos, y de donde
un LÍDER reconocido por su valía
para determinadas tareas necesarias era investido, se le investía de capacidad para organizar dicha tarea.
De
este modo pacífico y consensuado, el ser humano se deja gobernar-guiar por el líder.
Ante los imprevistos se le encomendaría que mantuviera dicha capacidad delegada
por el consejo, siempre era más operativo orientarse por un personaje-totémico.
Aquí probablemente comienza a revestirse de autoridad a esta “figura” de poder.
Y
he aquí el trasunto de toda la autoridad, la fuerza moral el magnetismo, el
halo que determinados personajes mostraran ante su pueblo. Esta autoritat se nutría
de valor, moral, inteligencia, diligencia … y proyectaba en los demás, seguridad
y ecuanimidad, confianza al reconocérsele a tal figura la capacidad de impartir
justicia, y consiguientes premios y castigos dentro de un código por todos consentidos
y pactado, y llevado a cabo con prudencia y mesura. De este modo los
sacrificios eran metabolizados por unos raciocinios justificados …
Bien,
y así “este personaje-figura jurídica”
investido de esa AUTORIDAD BASADA EN EL
CONSENSO Y EL PACTO SOCIAL, diligencia cuantos requerimientos precisan la
ciudadanía. Por ello la confianza en el líder
es un sentimiento de afecto y respeto que reviste a esa persona por parte del
grupo; un grupo que no es “anónimo” sino agente de esta necesaria configuración
de todos los integrantes del grupo que reconocen SOMETERSE AL LÍDER
POR EL BIEN DEL GRUPO **.
Este proceso no es artificial, es natural. Y DE ESTA NATURAL COHESIÓN SURGE LA
FUERZA QUE AGLUTINA AL GRUPO CON SU LÍDER.
Desde
la óptica que se argumenta, esta respuesta instintiva no es generada por “el
miedo a la libertad” *, sino por la condición del buen gobierno del
colectivo. La jerarquía, desde este aspecto dinámico, nos construye (y también
condiciona).
Cuando se inventó la divinización del
líder, ya faraón, rey, emperador, … en Egipto, Roma, … es
cuando se truca y falsea esta legitimación
del poder como derecho natural, para subvertirlo por el derecho divino. Entonces
se construye un artificio antinatural que tendrá que decontruirse y desmontarse
… presentándosele la alternativa de la “republica” … Si bien esta estructura
personificable en un presidente, revestido de una autoridad transferida desde
un plebiscito, el cual está altamente trucado porque se construye con un
falseamiento del proceso … de aquí que se termine eligiendo a unos personajes
que no surgen de la sociedad sino de unos sectores/lobbies interesados en hacer
salvar sus intereses exclusivos frente a los intereses y salvaguarda de la satisfacción
de las necesidades de todos frente a las partes más pudientes. De este modo las
repúblicas vuelven a reproducir de otra forma, la usurpación de la autoridad
del lider, sustituyendo la divinización por la legitimación enmascarada, pero
desconectada las raíces de AUTORIDAD
BASADA EN EL CONSENSO Y EL PACTO SOCIAL, de todos y entre todos.
El
que gobierna no puede estar blindado ni impune de las consecuencias de su responsabilidad
… estas defensas le aíslan de la simbiosis natural que ha de existir entre los
gobernantes y sus gobernados … y tanta protección no hace sino encubrir a
cobardes.
(*Eric From: “El miedo a
la libertad”)
(**El colectivo humano espera justicia y bienes, no opresión ni explotación”)
De lo que se deduce por lo dicho
hasta ahora que, una monarquía irresponsable queda deslegitimizada y
desinvestida de la autoritat necesaria para enlazar y aglutinar la cohesión de
un pueblo libre y soberano. Así como cualquier otro tipo de gobierno que
proceda de iguales modos injustos. Por ello no es asunto de cambiar formas y
envoltorios sino contenidos auténticos y veraces.
21 de marzo de 2020
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