martes, 16 de agosto de 2016

NO SERÉ UN CERDO QUE CONSUMA LO QUE ME ECHEN


Un día, dieciséis del mes octavo de 2016, después de la fiesta de la virgen de agosto, tanto para las diferentes advocaciones, infinitas, -tantas más que el mismo dios de adoración-, ya candelaria de amor, ya paloma de espíritu, o de caridad llena y demás celebraciones, paso a la vida diaria.

Coincidía temprano en la lavandería con un señor jubilado -se declaró-, de estas de “atiéndase usted mismo” bajo la vigilancia de un ser anónimo, controlando treinta o más cámaras de distintos lugares. Puesto que en la tele del comercio andaba inserta la cadena A3, era el show mañanero de las “negociaciones interminables de los debates políticos” lo que se nos daba a ver, y ello dio pie a que me formulara la pregunta de “¿nos veremos en las terceras convocatorias de elecciones?”, a lo que asentí.

El señor de sesenta años tras 38 cotizando, había pasado su vida laboral en la Barcelona de tantos emigrados, trabajando claro cada jornada laboral del gremio correspondiente. Y allí se veía, con una lavadora averiada y una pensión de jubilado de 400 €. Así que, sin poder reparar ni renovar, a esta dependencia acudía para resolver la higiene de las ropas…

Hablamos, y la conversación dejó el desagradable regusto de una frustración individual que, por particular, callada y desabrida…   Los políticos, cuales cigarras o chicharras cantan que cantan sin resolver nada… dejando pasar el tiempo. Eso sí, haciendo que hacen sin hacer nada. Y la “prensa”, ¡dios, la prensa! ¡cómo nos prensan el libre discernimiento hasta agotarlo y anularlo! Los periodistas son como la cuadrilla del maestro matador de toros, los cómplices de las faenas, los que arriman, cansan y ponen “a güevo” al toro, ya para que lo piquen, lo banderilleen o estoqueen…  Somos toros en este ruedo social, las víctimas de esta corrida taurina.

Y de este tema, ya en mi interior, cuando mi compañero acabó, vine a pensar en las noticias como en símil de la comida. Las parábolas y metáforas se prestan a plastificar esas ideas abstractas de difícil transmisión. Pero sí, la comida basura que nos hinchan y embuten, así las noticias. ¡Nos ceban de noticias hasta el hartazgo! Comed ahítos de esto y de lo otro. Y los ciudadanos, sin selección alguna, engullimos como cerdos, y como marranos somos tratados…


Si así nos tratan, será necesario que los ciudadanos aprendamos a seleccionar y a través del ejercicio de la voluntad, comer, si, lo que nos nutra; y si por engullir ingiriéramos lo toxico igual fuera necesario el ayuno…   Y de política, vuelvo de nuevo al tema de la abstención, que es lo necesario, porque “moralmente” sólo moralmente, los deslegitima, y yo no seré un cerdo que consuma lo que me echen.

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