domingo, 29 de julio de 2018

HISTORIOGRAFÍA DE LA HISTORIA




Entre los “historiadores” que no historiógrafos, existe el peligro de endiosar el pasado. Creerse ellos y hacer creer que el pasado fue una situación “mejor” … digna, llena de proezas y gestas (y al recrearlo se correr el riesgo de manipularlo), idealizando y encumbrando ciertos “signos” y hechos con los que reinterpretar el presente…    

Este peligro, por “enamorarse del paciente” riesgo que emocionalmente puede afectar a todo profesional que trata con su cliente, transfiriendo sentimientos… positivos o negativos que interfieren y desequilibra la posología correcta del tratamiento … Es también un riesgo que nace del culto a los antepasados, a las reliquias de lo que fuimos-fueron nuestros ascendientes (y pocos hablan mal de los suyos) y YA NUNCA MÁS SEREMOS… Así podemos incurrir en un “nacionalismo revisionista-regeneracionista” que si bien cabe en un proceso de identidad (quiénes somos), no ha de cegarnos e impedir afrontar (y seguir viendo la realidad) el futuro, … sin negar el presente en el que vivimos, en el que hemos de resolver lo que dejamos atrás y lo que hemos de afrontar, para garantía del futuro en el presente (cual ahorro -presente- ante una inversión -futura-)

Quizás por ese ancestral inconsciente de que el pasado fuera mejor, y por el dicho castizo, “más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer”, el hecho es que hay por nuestros “internos fueros” y costumbres, la creencia y querencia que hay que recuperar tradiciones… sin percatarnos que éstas pueden resultar ser estatuas de sal, pétreas e hieráticas ya en nuestras mentes…

Nosotros, como ya pueblo viejo, cansados de explorar y experimentar, corremos el riesgo de querer volver a nuestra “Ítaca” recordada… y en los recuerdos, soñada…. Para, al volver, no encontrar lo esperado; luego, empresa vana recuperar la vida extinta ya pasada.

Así, un “nacionalismo” puede ser un cuento con el cual adormecer a un grupo social haciéndoles creer-soñar imaginaciones ficcionadas, estableciendo acciones y empresas fabuladas… Nunca la Historia nos ha de enfrentar contra el presente sino para aprender de ella y vivir la realidad en las condiciones y circunstancias reales y pragmáticas… Una identidad que no ha de ser confrontada con las condiciones concretas de un momento circunstancial y coyuntural. La Historia si algo nos enseña es a controlar la realidad con la determinación y el coraje que ensambla a la sociedad para garantizar el progreso en paz de todos los ciudadanos, sin exclusión en nuestro presente.

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