El melillense Fernando Arrabal, presenta un discurso puesto en una obra dramática, Dalí versus Picasso.
Este acontecer me ha
provocado traer a mi memoria parte de mi pasado, años aquellos en los que
embelesado por el arte, disfrutaba de los “principios” de los movimientos
artísticos. Entre estos dos iconos, Dalí y Picasso, siempre tuve más veneración
por el malagueño. La percepción y explicación del cosmos desde el “arte”,
resumido al extremo en la trayectoria de Paul Cezáne, pero sobretodo en la
nueva interpelación de búsqueda de descomponer los planos para presentar todas
las perspectivas de los objetos a la vez… la faz y el antifaz al mismo tiempo. Al
transgredir el arte, Picasso, se rebelaba y enarbolaba el deseo de libertad de
la España sujeta y lastrada del franquismo.
Ahora, el arte, fugaz
y efímero, circunstancial y pasajero, se me ha metabolizado. Aún tengo en casa conmigo
un cartel, reproducción tipográfica del “Guernica”, pero ya no me “alimenta”,
incluso me duelo que aquel motivo, oculte la destrucción de Málaga y el mayor
número de muertos, que provocara la macabra Legión nazi Cóndor, masacrando a la
ciudad, más a la población que en estampida, alejándose de las bombas, caían acribillados
por las ametralladoras en los arcenes de la carretera hacia Almería.
De aquel ñoño catalán, excéntrico e
histriónico, lameculo del dictador gallegoferrolano, antes “ignorado”; con el
tiempo no dejo de ver su sarcasmo e ironía, ante una realidad, que deformaba –al
igual que Pablo- y de la que de igual modo se reían. En la percepción suprarreal,
recuerdo un cuadro de S. Dalí en que nos presenta un cuerpo-mueble, con muchos
cajones. Dos percepciones de un mismo hecho... Unos perceptores verán prevalencia
en los cajones-compartimentos donde guardar cosas, y otros pueden que lleguen a
ver, el mueble, con identidad propia, más allá de la funcionalidad. ¡Pero
claro, un “funcionalismo” cohexistente con el nascimiento del surreal-ístico
dadaísmodaliniano! Salvador se partía de risa de nosotros cuando nos creímos
reír de él... Para la mayoría era un bufón, un payaso; en realidad era un Joker
(de Batman) el Dr. Jeckill (de Mr. Hyde) el anverso del reverso, el yang del
yin y viceversa… Hoy con mayor serenidad
y conocimientos valoro ambas dualidades y perspectivas
CONCLUSIÓN: Nos vemos a nosotros mismos
como un continuo, de capas, que fundimos en nuestra unidad-identidad. Los demás
nos ven como esas mismas capas pero desintegradas. Pocos llegan a fundirlas
para percibir más allá de esas aparentes imágenes. Aplicamos a las personas el
mismo tipo de percepción y análisis que a los objetos. En cierto modo, o más
bien, nos objetualizamos. A veces, a nosotros mismos. ¿CÓMO? Cuando nos
enfundamos en un coche de alta gama, o en una profesión exclusiva, un poder
adquisitivo desmedido,… nos envolvemos de unos revestimientos que pueden
confundir, intencionadamente o no, a los otros en esas imagenmascara por esta
carcasa que nos embute, y que puede dar pie a embuste. Pero también nos
puede a nosotros mismos reflejar una imagen distorsionada y caer
cual Narciso en la profundidad de un vacío existencial.
Este proceso de "saberquiensoy" es como la "gestación" si no se respetan los tiempos (o no dispusiéramos de una "incubadora" a mano) ocasionamos interrupciones que desencadenan "abortos" de personalidad. La formación de la personalidad es "construcción" de nuestra realidad, con trascendencia para toda una vida y su repercusión en su entorno.
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