Cuando el Sr.
Rajoy declara “sinceramente“: “tengo que creerme a mí mismo”*, yo termino
por creerle…; que en términos generales
no es de fiar, es cierto –para mí- (sin caer en el tópico por aquello de “por
ser gallego”…) porque parcializa la verdad. Pero en concreto “en esta
verdad le creo” (atribuyéndole buena fe-coherencia) el Sr. Mariano está en un
punto… ese punto que origina vértigo, ese momento en el que “el miedo escénico de
la historia te atribula –por no usar la expresión coloquial “¡acojona!”-. Por
cierto ese “momento” que vivido por su anterior “en el puesto”** él atrevíase a “cuestionar”
con arrogancia (sí, esa arrogancia telonera típica de vuestra escuela y estilo
populero). Ya vamos por el noveno mes, y tu “niña”, esa criatura de tus ojos
va tomando configuración real. Ya no es la ficción de la esperanza, que tanto
enmascara, ya esa “realidad virtual” prometida va adquiriendo “realidad mortal”,
la nuestra, la del día a día: la que incrementa el paro (y te lo recuerda el
Sr. González, éste del BBVA), la del “acuerdo” que nos “rescaten” –asumiendo la
rendición-claudicación que supone-. ¡Menos lobos, Sr. Rajoy! (y Be re-i-s*** milagros,
y portentos… sí, y ¡lamentos!)
¡Cierto!,
con unos y con otros, porque andáis los mismos pasos, llegamos a
los mismos lugares. Sólo os pido una cosa, ¡no os empecenéis en vuestra “cordura”!…
¡negasteis el consenso al Sr. Gabilondo respecto al “Pacto por la Educación”, ¡sed
cuerdos!, ¡lleguemos a un pacto!, ¡por dios!, no partamos en dos al niño
salomónico, que te cargas su vida-nuestra sociedad y futuro.
*me preocupa esta confesión tengo que creerme a mí mismo es igual a la confesión de "mi identidad empieza a vivir una situación extrema que puede apartarme de la realidad. ¡Ojo!, está realizando una apuesta; apostando cuanto tiene, y de aquí puede salirle bien o mal la partida... la vajilla rota es la nuestra, la de cada uno, esa con la que comemos todos los días.
**Sr. D. José Luis Rodríguez Zapatero
***de "Brey": be-rey; ve-reis: veréis
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