La
dualizacion simplifica y trivializa los hechos; y la simplificación
de los hechos conlleva el riesgo de desvirtuar la explicación
y razón de sus causas y
consecuencias. Pero de igual modo que buscamos el contraste para obtener una
clara percepción de las
diferencias que les construye, así
nos vemos obligados a proceder.
____________________________________________
Las
sociedades en lo referente a sus opciones políticas
se orientan hacia dos polaridades (el asunto religioso no deja de ser "casus polis"). Los que se acomodan a un sistema de gobierno
y los que se revuelven porque se sienten incómodo
en él. En ambas posturas busca
el individuo su beneficio. Pero como siempre, de las
dos opciones, los de uno de los bandos, unos terminan quemados y otros, los
menos, apropiándose de
los beneficios más
suculentos, disfrutan; eso sí,
proporcionalmente a la jerarquía.
Pero hay un
tercer grupo, llamémosle
"de los aficionados", que prácticamente
lo único que llegan a obtener y
disponer es "de la adhesión y
vinculación emocional
con un determinado tótem virtual
y simbólico"
de pertenecer a esa "opción veraz de
certidumbre" de estar "en lo cierto". Sobre este "argumento
o doctrina", unos revisan pero los hay que ni analizan, sino fanatizan. Y
dentro de este "espacio" aparecen los "mártires",
aquellos que ciegan y cierran tanto las opciones que se inmolan por esas
creencias.
En relación
con este esquema mental quiero tocar el asunto lejano de los antropófagos,
devoradores y devorados en un juego de complementariedad acordada. Hoy bajo el
tabú del canibalismo, repudiamos
la práctica material, sin embargo
quiero navegar en esta idea. No siempre las víctimas
en este ceremonial accedían al
ritual de un modo cruento, hubo también
"acuerdos de las partes" donde la víctima
adquiría tras la autoinmolación
una garantía de un
"cielo" futuro. Este ejercicio era "consensuado" y aun hoy
lo seguimos palpando con los yihadístas
musulmanes, o en el lejano martirologio católico, válganos estos ejemplos.
Nuestra
católica iglesia ha jugado y sigue
jugando en nuestros días con sus
liturgias y autos este juego, donde los restos biológicos de determinados difuntos son "elevados" a la categoría de amuletos, incurriendo en el oscuro nivel-realidad paralela de lo onírico
y delirante, ese pensamiento mágico de
conseguir taumatúrgicamente
mediante ritos, abluciones, exorcismos,... lo que la naturaleza regula y nada más
que ella puede hacer y dar. A estas alteraciones le llaman milagro y la iglesia
vende estos milagros, milagros que ni el propio Dios aplicó a su Hijo ante la
"inmolación" de
su "pasión", ni
su Hijo consigo mismo, cuando "las tentaciones" en los cuarenta días
en el desierto. Pues si los artífices no lo
admitieron, ¿a qué
ahora este montaje "orquestado"?
¿Pasión?,
apasionado, de padecer, o ¿de obsesión?
De todos modos, en pleno 2013 y estas liturgias... Que ni el mismo Ramón
María del Valle-Inclán
llegara a imaginar en sus aquellos "Romances de Lobos" o "Águilas
de Blasón",...
Y acudirán los
pasmados, cándidos y
estúpidos a esta "corte de
los milagros", creyentes aún de que el
sol gira entorno a la Tierra. Una Tierra hecha en siete días,
y la vida, una película de
buenos y malos.
Creer es
eso, un absurdo, en el que vivimos, ¿pero también ridículo?, ¡En
fin, amén!
No hay comentarios:
Publicar un comentario