jueves, 2 de noviembre de 2017

Estados Soberanos en Democracia.



Mientras sigamos siendo tribu, no nos es posible adquirir conciencia de, y constituirnos en, Estado Soberanos.


Seguimos siendo tribus, seguimos con nuestros viejos tótems, pretendemos hablar/comunicarnos con nuestros vocabularios, prosodias, giros lingüísticos, expresiones, … que reproducen “esquemas primarios y concretos de pensar”. Nos identificamos por diferencias, …  creamos “tribus temporales” artificialmente entre generaciones, … a las “etapas cronológicas” o relevos generacionales, se les pretende acuñar y troquelar “sellos de identidad” … Cuales hitos con el que inscribirse en el tiempo, por buscar una permanencia… en la inmanencia de una presencia mudable que se esfuma y exhuma…

Como “marcas de identidad” talladas en piedras o troncos … o en arcillas, o tintadas en papiros o pergaminos… pero las mismas castas y lastras. Los mismos grupos -lobbies- y clases sociales, no son sino tribus dentro de nuestra sociedad, por intereses, por afinidad, por conveniencia, por afectos, …  Hay bandas juveniles y clubs, cofradías, gremios, colegios, sindicatos, comitivas, …

Todo grupo humano tiene un proceso de culturización diferente en el tiempo y en el espacio. Solo cuando somos capaces de salir de este proceso-cauce y extrapolar nuestros pensamientos y percepciones podemos acceder a otras elaboraciones.

Para construir nuestro “estado de bienestar conjunto” es necesario hacer un acto de inteligencia y conciencia y llegar a pactar, pactos estables y revisables.

Los estados, ya en la naturaleza, en la sociedad y en la política, contienen reglas/leyes que les definen. El pacto en el que se unen, consensua desde una voluntad de lealtad a aquellos principios que acuerdan las partes. Resulta ruin que una de las partes, en el momento que el juego le beneficia, rompa reglas unilateralmente.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario